jueves, 27 de septiembre de 2012

Ensayo sobre la lectura "Ver y no ver" de Víctor Stoichita


Por Emilia Hernandez Ocadiz

El Impresionismo es un movimiento artístico surgido en  Francia a finales del siglo XIX caracterizado principalmente por la representación del mundo de forma espontánea y directa, utilizando los efectos que produce la luz natural sobre los objetos (en el caso de la pintura) y la aplicación de pinceladas de color cortas, logrando gran brillo en sus pinturas.

Pero más allá de la técnica, los impresionistas impulsaban al espectador a buscar, a imaginar y ver más allá de lo que la pintura ofrece a simple vista. Cuando observamos la realidad, la mayoría de las veces lo hacemos “a través de algo”, una ventana, la puerta abierta de la habitación, unos lentes, una pantalla, una reja, y estos filtros pueden o no distorsionar esa realidad. En este caso, Víctor Stoichita nos dice que el mismo autor de la obra es un “filtro” o “ventana” a través del cual observamos su propia interpretación, enfoque, encuadre e impresión de la realidad que nos presenta.

En la vida cotidiana difícilmente vemos escenas en todo su esplendor, con esa teatralidad que muestran las pinturas del Renacimiento por ejemplo. Casi siempre hay algo en medio que obstaculiza nuestra mirada, por lo que tenemos que “asomarnos más”, acercarnos, voltear o quitar de en medio lo que nos impide ver. Los impresionistas no te dan la escena explícita, sino te la dejan a la imaginación. Te dicen “algo está ahí” ven, asómate, observa o incluso imagina lo que quiero presentarte.

Y en este caso, me recuerda mucho lo que hacía Alfred Hitchcock en sus películas, en especial en Psicosis, donde con efectos de luz y sombra, actuación y música nos sugería una escena, sin ser explícita, logrando que el mismo espectador imaginara y formara el resto y provocándole sentimientos de terror y desesperación.



De la misma manera que Alfred Hitchcock provoca que el espectador haga suya la narración de la escena, en el impresionismo, la historia o narración no pertenece al personaje de la pintura sino al espectador, ya que los mismos elementos de la pintura le dan infinidad de formas para imaginar y reconstruir esa narración.

Cuando observamos una pintura, nosotros, al igual que los personajes de la misma, somos testigos de lo que ocurre en la escena; del mismo modo que ellas, podemos ver, pero no actuar. Como podemos ver en la pintura de la Degollación de San Juan Bautista (3), los personajes que aparecen como observadores, son un reflejo de los mismos espectadores, de los que observamos la escena de la pintura. A estos personajes les llama figuras – eco.

Estas figuras – eco también nos indican la lectura de las imágenes, dándonos la jerarquía entre los elementos que aparecen en la imagen,  además nos crea una sensación de "participación" en la escena, ya que, como nos dice Stoichita, son un reflejo de nosotros mismos observando la misma imagen que ellos.

Además, dentro de estas composiciones, existen elementos “obstaculizantes” como rejas, barras transversales, humo, árboles, etc. que impiden que las figuras – eco puedan ver la escena completa. Estos elementos le brindan al espectador claves para leer e interpretar la imagen que observa y así, hacer propia la narración de la escena.

Incluso hay pintores que nos ofrecen una misma narración en diferentes pinturas como Caillebotte, quien nos muestra una primera parte de la escena (4) y después en otra pintura nos dice "mira, puedes asomarte y ver mas..." para que al final "espíes" con toda libertad la totalidad de la escena y seas parte de la obra. El espectador hace suya la mirada filtrada, se convierte en el filtro que la llevaba.

Manet y Degas
Manet no sólo representa la escena, él mismo es parte de la escena, de una manera marginal. Pero finalmente está presente, nos da su punto de vista, nos indica dónde estaba situado mientras representaba la escena.

La característica más importante en sus representaciones es la mirada, que desde la pintura se refleja al exterior, creando una especie de comunicación entre los personajes o “figuras filtro” de la obra y el espectador. Incluso el espectador se siente observado.

Para Degas el punto de vista del autor y la del espectador son externas, como espías de la escena, en una postura voyerista. Ver sin ser vistos.

Al analizar las características de la pintura de Edgar Degas de “ver sin ser vistos” y estos filtros y pantallas de los que habla Stoichita, recordé la película Peeping Tom (7) de Michael Powell (1960), en la que Tom, un fotógrafo psicópata y voyerista, espía a sus víctimas a través de la lente de su cámara para después asesinarlas.



La mayoría de las escenas de esta película son observadas a través de la lente de Tom, dándonos su punto de vista y dejándonos espiar a las mujeres como él lo hace. Vemos a través de los filtros, e incluso, nos limita algunas partes de la escena por la misma forma de la lente, dejando a nuestra imaginación el resto de la escena.

Bibliografía
Stoichita, V., Ver y no ver, Ediciones Siruela, España, 2005

Vincent Van Gogh, Impresionismo website. Extraído el 17 de septiembre de 2012 desde: http://www.alu.ua.es/m/mjbc4/impresionismo.html

HITCHCOCK, Alfred, Psicosis, 1960, Estados Unidos

POWELL, Michael, Peeping Tom, 1960, Reino Unido



2 comentarios:

  1. Hola! me gustó tu ensayo, sobre todo las comparaciones cinematográficas.

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  2. Gracias! espero encontrar la película de Peeping Tom, para que la veamos en clase.

    Saludos

    Emilia

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